No quiero hablar por boca de otros artistas pero si atreverme a decir que hay momentos en nuestro trabajo en el que tendríamos que pagar en vez de cobrar; y uno de esos momentos ocurre en Orellana La Vieja en las Fiestas del Cristo de la Capilla.
Se que es difícil comprenderme por ese motivo os invito a que vengáis a vivir esas fiestas y así me comprenderéis.
Es como un gran botellón en la plaza del pueblo, donde no existe la edad, las ideas políticas o cualquier detalle que pueda perjudicar esa fiesta. Todos, los del pueblo y los del fuera pueblo se unen para gritar: "VIVA EL CRISTO DE LA CAPILLA".
Cada noche nos acercamos a las seis y media de la mañana y no os creáis que somos pocos, todavía podemos ser de 80 a 100 personas bailando y cantando. Todas ellas esperando a que suelten una vaquilla que no es mas que un chico empujando unos cuernos, aunque eso no importa todos ellos participan en esa corrida como si realmente el toro fuera de verdad.
Da igual que cantes un pasodoble o un tema del Mago de Oz, da igual que sea una cumbia que un tema de la Oreja. Siempre hay gente bailando en la pista; personas de diferentes edades (comprendidas entre un año y ochenta y tantos?. Da igual la canción, da igual si estas afónica, todo da igual; ellos bailan y cantan y por supuesto aplauden.
Mis chicos de Orellana, ¿cuantas veces hemos bailado "el gallo o el caballo", cuantas veces ante mi habéis gritado: "beeesos, besos, beesoos" esperando ese tema de El Canto del Loco que tanto les gusta a algunos.
Han sido muchos momentos, muchas historias, muchos amigos, muchos recuerdos, tantos años compartidos en esas fiesta que este año por motivos "de contratación del ayuntamiento" no hemos podido compartir.
Os he echado de menos chicos, este años no he podido gritar a altas horas de la mañana "Viva el Cristo de la Capilla". No dudéis que en mi pensamiento he estado con todos vosotros, con ese pueblo de Orellana la Vieja que tan amablemente ha acogido a una mallorquina y me ha permitido compartir con ellos esos momentos tan especiales que sin dudar seguiremos compartiendo.
Para ilustrar esta entrada he elegido una foto muy especial, una foto que recuerda una de esas noches en Septiembre, cuando el alcohol se ha llevado nuestro sentido de la vergüenza y ese "Yo" tan natural y especial que todos tenemos surge de nuestro interior.
La foto de una noche en la que conseguí quedarme afónica de lo que me pude reír, pequeños momentos en la vida que nos iluminan la cara con una sonrisa cuando recordamos. Puede que alguno de vosotros recordeis esa noche y si no ni os imaginais lo que os perdisteis fue mucho mas que divertido.
Besos
Luz